lunes, 24 de noviembre de 2008

Golpes bajos

(Publicado el 08 de noviembre de 2008)

Les entregamos el poder cuando los elegimos. Pero, no es para que se ‘atornillen’ a él, sino para que hagan respetar los derechos de los ciudadanos, con más obra pública, más salud, mayor desarrollo económico local. ¿Por qué hay tantos crímenes en nuestra ciudad, tanta corrupción, tantas autoridades locales no oriundas de aquí, tanta mala práctica médica en ese “hospital” público, tanta educación mediocre? Bueno, aquí le paso un breve razonamiento:
Del mundo griego a la actualidad, luego de los estudios políticos de Sócrates, Platón y Aristóteles, el mundo occidental desembocó en la tradición de libertad instrumentalizada a través de un sistema democrático en el que la población elige a sus gobernantes de entre los mejores o, por lo menos, de entre los menos malos.
Los ‘mejores’ saben que serán reelegidos. Sin duda. Mientras que los que se saben dentro del grupo de los ‘menos malos’ tratan de quedarse en el poder no basados en su desempeño con la población, sino adulando a los que son más poderosos que ellos y que los pudieran ayudar a continuar en el cargo.
Recuerde que aún es muy difícil, para la ciudadanía, sacar del cargo a un mal funcionario.
Un ejemplo: en la última marcha contra la inseguridad no participaron las autoridades cantonales, aún sabiendo que el repunte en nuestra ciudad se debe a que los delincuentes trasladaron sus fechorías desde el puerto principal, pues allá la policía los está atrapando. Además, se debió haber reforzado esta plaza. ¿Qué hicieron las autoridades locales? Silencio.
Otro ejemplo: ninguna institución pública de la ciudad ha cumplido, jamás, con la Ley de Transparencia. Cuidan que nadie se entera de sus sueldos ni de los contratos que firman. ¿Qué dicen las demás autoridades? Nada, piensan, supongo “mejor no ver la paja en el ojo ajeno para que nadie se fije en la viga del de uno”.
Otro ejemplo más: ninguna autoridad local elegida, reclama por las autoridades designadas, no oriundas de nuestra ciudad. Es que piensan, supongo, “si yo no lo molesto, él no me molesta y, mejor, así todos felices”.
Por eso, no es bueno que en una ciudad se elija a ‘los menos malos’; sino que se elija a ‘los mejores’.
Mientras eso no pase, la ciudadanía seguirá recibiendo ‘golpes bajos’ de estas autoridades públicas que se hacen de la vista gorda, no hacen respetar sus derechos y sólo representan a sus propios intereses.

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