"Sos el que hace las guerras, dictas falsas condenas,
el que ama la violencia, que no tiene conciencia".
Los Fabulosos Cadillacs
Cada
cierto tiempo algún líder gubernamental de algún país con tecnología (nuclear,
biológica, química, etc.) aplicada al exterminio hace amenazas sobre iniciar
una guerra mundial, asustando a quienes lo escuchan. A este respecto, una
estudiante me comentaba “los malos siempre salen ganando porque los buenos no
están dispuestos a detenerlos” [1]
. Discrepo, la lógica económica nos lleva a la conclusión contraria: el bien
siempre triunfa, donde el término[2]
“siempre” no refiere a “todas las veces”, sino a “por tiempo indefinido”, es
decir una situación que se autosostiene en el largo plazo, que es lo que le
interesa a la economía como ciencia (social).
En este
sencillo análisis será necesario recordar algunos axiomas (relacionados a la
naturaleza humana):
1. Un
individuo sólo hace algo si espera estar mejor que antes.
2. Incurrir
en costos para generar beneficios genera propiedad privada sobre ellos.
3. El
individuo es libre, por tanto no se puede -a largo plazo- obligar a nadie a
hacer algo que no quiere.
a. El
individuo no sufre ninguna patología o afectación de tipo física ni mental.
b. El
individuo no está en una situación de emergencia o urgencia.
c. El
individuo puede comparar cuantitativamente entre los costos asumidos y los
beneficios generados.
d. Aparte
de sí mismo, el individuo no tiene otro sostén.
De
los axiomas mencionados se desprende que un individuo normal deseara vivir en
paz, pues no quisiera vivir arriesgando su vida o la de sus familiares a cada
paso, y que sólo si al menos un supuesto no se cumple pudiera el individuo
desear una guerra. Así, los ciudadanos del mundo actual, de cualquier país o
religión, lamentan tener que declarar una conflagración. El mundo no va hacia
más conflictos, sino hacia menos, aunque haya muchos recursos estratégicos en
juego.
Para detallar
lo sostenido basta con recordar la evolución de la humanidad desde la sociedad
primitiva hasta la sociedad agroproductiva. La primera era cazadora y
recolectora de frutos debido a que la cantidad que la naturaleza reproducía era
mayor que la cantidad que los seres vivos necesitaban para supervivir, por lo
que tampoco era necesario garantizarse el consumo a través de la propiedad
privada. En este período ni siquiera debiera haber surgido conflictos[3].
( Qnaturaleza ≥ Qnecesitada
)
Cuando
dicha relación se invierte empiezan los conflictos, pues dos individuos
disputarían el último fruto de la naturaleza de una planta o animal. Entonces,
para garantizarse el consumo futuro, uno de los individuos empezará a cultivar (producir)
dicha planta. Nace la sociedad agroproductiva.
Si
los costos, para un individuo recolector, de arrebatar la producción de un
individuo agroproductor sin su permiso son considerados por el primero menores
al beneficio recibido, la tomara y se generase un abuso de poder. Acto seguido
pudiera darse que:
i.
El individuo
agroproductor se armara para defender su propiedad y consumo futuro.
ii.
El individuo
agroproductor se reuniera con otros individuos de su sociedad para armarse y defender
la propiedad conjunta y garantizarse su consumo futuro.
No se
ha considerado una situación de no producción (regreso a la sociedad
primitiva), pues ello lo extinguiría por inanición o por heridas al intentar
apropiarse de frutos reproducidos por la naturaleza o frutos producidos por
otros individuos (de la sociedad agroproductiva). Por otro lado, el individuo productor
debiera avanzar hacia la alternativa “ii” al ser menos costosa, asociándose con
otros en su misma situación[4].
Así nacieron los Estados, para proteger la propiedad de los individuos[5]
y permitir la paz, luego deriva en todo el sistema de justicia. Se reduce,
entonces, la posibilidad de que un individuo perpetre abusos a otros.
Ojo: en
el corto plazo (y sólo ahí) puede ocurrir el abuso, pero no está relacionado a
la naturaleza humana, sino a situaciones contrarias a los supuestos
mencionados. Alguien incluso puede morir, pero la sociedad no.
Actualmente,
incluso en los grupos dedicados al abuso (crimen organizado) sus miembros guardan
entre sí una cierta ética de no agresión; caso contrario jamás tuvieran paz.
Por consiguiente, tienen un alto incentivo para dejar de agredir. Ningún individuo
normal quisiera estar cada vez peor o ver a su hijo yendo a una guerra.
Ni
los Dictadores se salvan de lo argumentado, pues dada la obligatoriedad para el
pueblo deben sostenerse a fuerza y cuando han iniciado una guerra el ciudadano
debe decidir entre ir al campo de batalla con altas probabilidades de morir, o
intentar huir con menores probabilidades de morir a un país pacífico fronterizo.
Se puede esperar que en batalla entre un país libre y uno con Dictador, el
primero resulte triunfador.
Es
determinante para lograr el progreso que todos queremos, garantizar
estabilidad. Ello se alcanza con paz, respeto, libertad y no obligatoriedad,
pero bueno, ese es motivo de otro ensayo.
Volviendo al primer párrafo de este pequeño ensayo:
es de esperar que el líder armado esté en uso de todas sus facultades mentales,
pues es un líder gubernamental y para llegar al cargo debió ser muy ágil,
políticamente, por tanto debe estar consciente de que el grupo de países a los
que amenaza es más fuerte que su país. No fuera mala idea esperar que sólo
quiera ganar presencia internacional o acelerar algún proceso que quiera
liderar. Quizá sí está tratando de conquistar al mundo, pero no a través de una
guerra.
[1] Algo parecido nos menciona
el filósofo Edmund Burke al señalar “Para que triunfe el mal, sólo es necesario
que los buenos no hagan nada.”.
[2] Real Academia Española
(2009). Diccionario práctico del estudiante. 1era Ed. Quito: Santillana
Ediciones Generales S.L.
[3] Sólo la escasez genera
conflictos económicos, por definición. A este respecto se puede revisar
cualquier libro de economía o, para revisión de casos reales, el International
Journal of Conflict and Violence.
[4] Incluso, quizá en una
situación social más avanzada, en un grupo de individuos: A, B, C y D, si B
fuera más fuerte que A, pero no más fuerte que (A+C+D), a B no le quedaría sino
dos caminos “argumentos… y violencia”, pero si no hubiera el interés de
destruirse, “las dos alternativas fueran un compromiso razonable o un intento
de destruir el interés opuesto.”; es decir que B debiera entrar en el discurso
de la no violencia. Popper,
Karl (1963). Conjectures and refutations. New York: Routledge Classics. 2007.
Página 478.
[5] También en la vertiente
socialista hay autores que consideran a este el motivo del nacimiento del Estado.
Engels, Friedrich (1884). El origen de la familia, la propiedad privada y el
Estado. Moscú: Editorial Progreso.
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