lunes, 12 de julio de 2010

Burbujas

(Publicado en octubre 31 de 2009)

“Por eso, cuídate de las esquinas,

no te distraigas cuando caminas,

que pa’ cuidarte yo sólo tengo esta vida mía.”

Tomado de Jordano


Buscando seguridad para sus, aproximadamente, 200 familias de clase media, los moradores decidieron ponerle cerramiento al perímetro de su Cdla. Los Helechos, con muros y mallas. Todo valorado en alrededor de 15mil dólares, de los cuales en el sector norte de ella -algunos colaborando con materiales- se conformaron 4 grupos que financiaron la mitad de la obra a través de rifas, venta de ropa usada, venta de comida, aportaciones directas, etc.

Lo lograron. Ahora, se sienten más seguros en su burbuja, supongo. ¿Pero, a qué precio? Si se dividen, los números quedan en una aportación de 75dólares por familia, considerando que el sector sur de Los Helechos ya había terminado la construcción de su pedazo de burbuja hace varios años, por consiguiente bien se pudiera concluir que no es mucho dinero cuando es notorio que el pillaje arrecia en la ciudad y los asaltos a domicilios, con violación incluida y muertes nunca aclaradas, no son poco frecuentes.

En otras ciudadelas hay guardia permanente ($200c/u). En muchas más se instalaron sistemas eléctricos de alarmas comunitarias ($600).

Es que la Policía Nacional no está bien equipada. Es que la delincuencia está en su clímax. Es que a la Fiscalía le falta personal. Es que los juzgados se atiborran de corrupción. Es que los Comisarios no están capacitados. Es que en la Judicial no tienen los reactivos para encontrar a los culpables. Es que de la Penitenciaría no se fugan, se rebosan los tantos reos. Es que el Gobierno no construye suficientes celdas para los delincuentes. Es que la Asamblea normó que los robos “sin dolor” no son delitos. Es que las Fuerzas Armadas no están preparadas para la seguridad interna. Es que los ciudadanos no denuncian. Es que la seguridad ciudadana no es problema de la Municipalidad. Y bla, bla, bla,…, hay más pretextos y disculpas que mentiras en el infierno.

Todas esas autoridades dizque tienen buenas intenciones, piden cada vez más dinero para “mejorar” su rol, se les da y aún así el sicariato parece cada vez ser mejor negocio que el trabajo honrado, luego agregarán un “pero” que fundamentará su disculpa.

El estado de excepción decretado por el Presidente en Guayaquil pudiera obligar a los delincuentes a operar en ciudades vecinas como Milagro, Durán, Etc.

Normalmente, fuera bueno que no haya burbujas en la ciudad, pero en las actuales circunstancias fuera mala idea quedarse de brazos cruzados esperando que las autoridades hagan algo. Es que ellos sí viven en burbujas.

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