martes, 13 de julio de 2010

Cementerio Municipal

(Publicado en noviembre 14 de 2009).

“Todo lo acaban los años ¿dime qué te llevas tu?,

si con el tiempo no queda ni la tumba ni la cruz”

Tomado de Darío Gómez

Urge adecentar el Cementerio Municipal. Hay montículos de basura por todas partes, escombros de construcciones, restos de féretros, bóvedas abiertas, casi nada está debidamente pintado. Escasean las calzadas apropiadas y sobran senderos abiertos espontáneamente por los deudos. No se ve policías municipales que puedan evitar delitos (desenterramientos, violaciones, robos, etc.). Y alrededor de las bóvedas del fondo derecho del camposanto se halla todo eso junto.

Uno se pregunta: ¿Le gustaría a la máxima autoridad municipal que, cuando pase a mejor vida, su tumba esté rodeada de basura?, ¿Le gustaría eso para sus familiares?, ¿Pasa eso con sus difuntos actuales?, ¿Traería a sus amigos extranjeros a conocer el cementerio?, ¿Será que ya ordenó su descanso en un cementerio privado y por eso no le importa el municipal? Igual pregunta sobre quienes trabajan allí.

Cada semana voy al camposanto. Pensé escribir de esto en julio. Decidí que no, porque quizá el municipio lo arreglaría para el Día de Difuntos. Pero, ya pasó una semana y sigue igual. Un amigo tomó fotos. No hay opción al pretexto.

El Alcalde tiene ya cinco años en el cargo. Novato no es. Su Alcaldía tiene el precio del petróleo más alto de la historia, por eso ha tenido presupuestos municipales más altos que los anteriores. Parece que ese dinero sirvió, hasta ahora, para limpiar y pintar su vía principal, sembrar palmeras… y luego para, en los periódicos locales, una gran publicidad que pudiera costar más que la (dizque) obra misma.

Ojo, que aquí no se pide favores, se reclama con respeto, porque pagamos su sueldo a los municipales. Se pide eficiencia: provisión de bóvedas, pulcritud, arborización interna, orden, seguridad, identificadores (¿Dónde están sepultados los ciudadanos ilustres de la ciudad?), señalización. Más decencia.

Se tardan meses construyendo pequeños conjuntos de bóvedas. En uno de esos, aún hoy a medio construir, gente muy honorable ha debido sepultar sus muertos. ¡Qué sufrimiento ver dónde descansarán sus restos! Pero, es lo que hay en nuestra Ciudad.

En Tulcán, Guayaquil, Santa Elena y otras ciudades, sus Cementerios son sitios turísticos. En la nuestra aún no se tiene esa visión.

Aquí algunas sugerencias: a) Reasignar más empleados a la administración del Cementerio; b) Reasignar empleados eficientes sin aumentar su número; c) Concesionar el servicio completo, garantizando la gratuidad a las personas de escasos recursos; d) Contratarse la administración efectiva con una ONG experimentada como clubes sociales, Junta de Beneficencia, etc; e) Si el problema fuera de espacio, aunque no parece serlo, construir un cementerio en otro lugar; f) Pedir asesoría a UNEMI para que evalúe las posibilidades y entregue una respuesta en 90 días.

No es mala idea aceptar un error; peor fuera persistir en la negación. Después de todo, cuando llama la muerte uno cruza desnudo, quienes queden acá sólo tendrán su recuerdo. El mejor recuerdo.

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