lunes, 11 de agosto de 2008

I l u s o s.

Publicado el 29 de marzo de 2008.-

“El sistema educativo resulta una fuente de desigualdad,

aquello que, se suponía, debía corregir.” (Álvaro Vargas Llosa)



Problema tremendo resulta la educación en Ecuador. Es una de esas cuestiones “súper planificadas”, dizque para que no haya perjudicados. Ocurre lo contrario:

Los colegios técnicos

A los burócratas estatales se les ocurrió que hay que planificar la educación de la gente (como si cada uno no supiera lo que quiere), porque como -obviamente- es para todos, debe ser provista por el Estado. Suena bonito pero no lo es. Luego, ése burócrata estatal planificador tuvo que decidir cómo mantener bajos sus costos de proveer el servicio educativo, y se le ocurrió hacer un gran estudio de la economía nacional que lo llevó a la no despreciable conclusión de que en la cuenca baja del Guayas (Milagro, Naranjito, Yaguachi, San Carlos, Jujan, Simón Bolívar, etcétera) había grandes facilidades para el desarrollo agrícola. Entonces, lógico para el burócrata estatal, lo que hay que crear son colegios técnicos en agricultura, en mecánica, en electricidad.

Fíjese bien, señor lector, que los cantones ubicados alrededor de Milagro sólo cuentan con colegios técnicos.

La zonificación

A ése burócrata estatal se le ocurrió que para reducir las posibilidades de error en su planificación, lo mejor sería zonificar, es decir que -directa y descaradamente- explotar al ciudadano en su mercado cautivo y obligarlo a estudiar en los colegios según la zona geográfica. O sea, si mi hija estudia en una escuela de la Cdla. Los Pinos y es la mejor estudiante de su escuela no puede estudiar en el mejor colegio fiscal del cantón, sino en el colegio de su zona.

… Y luego, la injusticia universitaria…

Al mismo burócrata estatal se le ocurrió que para mejorar la calidad de la educación universitaria debía hacerse un encauzamiento de los bachilleres secundarios, es decir sólo podrán estudiar medicina en la universidad aquellos que estudiaron QUIBIO (CC. Químicas biológicas) en el colegio, sólo podrán estudiar ingeniería industrial en la universidad aquellos que estudiaron FIMA (CC. Físicas matemáticas) en el colegio. Como si a los trece años alguien estuviera seguro de lo que quiere ser (médico, economista, etc.) de adulto.

¿Nos someten, o nos dejamos someter?

Y así va pasando el tiempo y nuestras autoridades parecen no darse cuenta del sometimiento. Todo lo aceptan sin reclamar nada para sus cantones. Luego, no tendremos profesionales para los cargos públicos; vendrán de otro lado.

Ocurre así: imagine que usted tiene una hija que vive en Yaguachi. Ella estudiará en el colegio técnico de allá. Al graduarse irá a la universidad a estudiar alguna ingeniería… y aunque ella haya sido la mejor estudiante toda su vida no podrá ser médica, ni abogada, ni psicóloga, ni nada parecido, porque no tenía otra opción más que estudiar agronomía o electricidad, pues el genio planificador todopoderoso estatal ya había decidido que acá sólo podía haber colegios técnicos agrícolas. Él ya había decidido el futuro de la hija suya.

¿Quiénes sí pueden estudiar cualquier campo? Los de las grandes ciudades, pues allá lo que menos hay son colegios técnicos, abundan los colegios de humanidades (generales).

Y, nosotros, pobres ilusos, que pensábamos darles a nuestros hijos la mejor educación. Pobres ilusos, ni siquiera podemos elegir el colegio fiscal al que irán.

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