¿Y seguir rogando?

Publicado el 26 de julio de 2008.-

“No llores como mujer

lo que no supiste defender como hombre.”

(Su madre al último Rey de Marruecos musulmán, Boabdil,

cuando éste, vencido, entregaba Granada

a los españoles Reyes Católicos.)

Al candidato para cualquier cargo público, incluido el de Alcalde, o delegado público de alguna oficina, lo eligen en la Capital Provincial; no en la ciudad del Guayas en donde vaya a trabajar. Allá está el poder de veto político.

Ésta es una de las razones por las que no pocos milagreños de mucho mérito democrático, salvo contadas excepciones, no participan, pues según dicen “yo, ya estoy viejo para hacerle pinitos al dueño de ése partido”.

Esto logra que los grandes hombres y mujeres de nuestra ciudad no accedan a los cargos, y que ni siquiera estén interesados en accederlos, pues -obvio- ellos no están para rogarle a nadie para que les den un espacio político por cuyos méritos rebasan su órbita; en cambio los otros, los “malos” de la película, los “politiqueros” y populistas, ellos tienen tiempo para pasar días enteros en la Capital Provincial rogando al dueño del partido que los pongan de candidatos. Así que, ni cortos ni perezosos, para que les den la postulación deberán comprometerse a entregar luego (si ganan) al patriarca los contratos de obras, y eso significa más corrupción, más desperdicio de recursos económicos y menos inversión efectiva. ¿O no? … Porque no le deben el cargo al pueblo, sino al político de la Capital.

Estimado lector, quienes en la actualidad ostentan el poder político cantonal pudieran negarlo, por vergüenza supongo, y decir que esto no pasa, pero para que usted descubra la verdad converse con quienes han participado antes y le ratificarán lo sostenido aquí, le confirmarán que si quiere participar tiene que hacerle “pinitos”, “sonrisitas”, “bromitas” y aceptar sus requerimientos al patriarca.

Ya vienen las nuevas elecciones seccionales. Acuérdese de éste escrito, porque si quiere participar en política tendrá que rogar en la Capital Provincial. No es cuestión sólo de tener buenas intenciones para con la ciudad, pues la otra solución es que usted edifique su propio movimiento, pero eso cuesta y entonces ya tendrá una inversión que recuperar y la corrupción pudiera penetrar su honestidad.