¿Qué hubiera pasado si el Estado no construía el cerramiento? Lo construía la comunidad.
“Mira adelante, hermano, es tu tierra la que espera,
sin distancias ni fronteras, que pongas alto la mano.
Hermano, dame tu sangre, dame tu frío y tu ‘canto’,
El sol quema esta mañana. La calle es polvorienta, si llueve está garantizado un lodazal. A un costado, una pareja y sus dos hijas están construyendo con caña su casa: ella clava lo que será la pared a dos maderos ya levantados, él apuntala otro madero, a cada uno le ayuda una hija. A la derecha se puede ver la calle entera, se notan casi todas las casas de caña. ¿Hay, en Ecuador, empresarios vendiendo casas de caña? No. Se colige, entonces, que todas esas casas fueron construidas, literalmente, con el corazón y fuerza de sus dueños. Pasa en los linderos de Milagro, junto al cañaveral de Valdez.
Una hora después, todos felices. Estaba ya iniciando en un aula muy humilde
Linda escuelita. Carece de materiales educativos, profesores, fumigación, libros, escritorios, pizarras, techo y bancas en buen estado, y un largo etcétera; sin embargo, a sus directivos y padres de familia les sobra actitud. Ésta escuela fue, como todo por acá, construida a pulso por ellos, su Director Psic. Héctor Moreno rememoró que fue
¿Qué hubiera pasado si el Estado no construía el cerramiento? Lo construiría la comunidad.
Hoy en día el gobierno ha declarado en emergencia al sector público educativo, sus autoridades no saben si las escuelas iniciarán clases. La respuesta es sí, los niños no dejarán de estudiar sólo porque el Estado, que cada año tiene éstos mismos problemas, sea incapaz de prever que el próximo año (O sea éste) pasará lo mismo.
En éstas escuelas la realidad es tan diferente que con inevitable franqueza la recomendación de los directivos a los niños fue que trabajen en algo artesanal, sea esto mecánica, carpintería, radio-TV, entre otras cosas que les permitieran pagarse ¡Sus estudios secundarios!…
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