lunes, 11 de agosto de 2008

Vaya, vaya.

Publicado el 24 de junio de 2006.-

¿Dónde están los jóvenes que no aparecen?


“¡Qué vivan los estudiantes jardín de nuestra alegría,

son aves que no se asustan de animal ni policía!...

Me gustan los estudiantes porque levantan el pecho

cuando les dicen harina sabiéndose que es afrecho…” (Mercedes Sosa)



Me decía una estudiante que el candidato ideal debiera ser: honesto, inteligente, prudente, proactivo, piadoso, empático, comunicativo y fiel a los principios de la nación ecuatoriana… Vaya, vaya…

Decía Albert Einstein que la fórmula más segura para volver a equivocarse consiste en volver a hacer lo mismo de antes… Vaya, vaya…

No dudo que la señorita estudiante y Albert Einstein tenían razón, por tanto si combinamos las dos ideas derivamos en que la solución fuera que este año los elegidos sean nombres diferentes a los hasta ahora conocidos (reincidentes del desfalco a la nación) y con las características indicadas.

Sólo hay dos trabas: la primera es la naturaleza humana porque esas características elevadas al máximo nivel sólo las tenía Jesús, y a Él ya lo crucificamos hace mucho tiempo, por eso estaré feliz si los elegidos tienen bastante de las tres primeras características y un relativo equilibrio entre las demás. La segunda traba es mucho más difícil de superar, pues tiene que ver con los obstáculos que encuentra la gente nueva que quiere participar en política, le mencionaré algunos:

l No tienen una estructura popular que los impulse.

l No tienen un acercamiento real con las bases populares. Los políticos viejos conocen a los “Dirigentes barriales”, por tanto conocen las necesidades del pueblo, y usarán esa información para engañarlo una vez más.

l No son proclives a la negociación política por lo que no gustan de aliarse (Unir fuerzas) con otros.

l No quieren manchar su nombre en lo más mínimo. Por esto al político viejo sólo le basta echarle un poco de lodo para espantarlo.

l No son conocidos, por lo que -como todo producto- primero deberán hacerse conocer y luego diferenciarse de los demás. Necesitarán más dinero (Para gastos de mercadeo) que los viejos políticos.

l Como son desconocidos nadie los financia. A los políticos viejos les sobran financistas.

l Deben trabajar para vivir, así que el tiempo dedicado a la campaña es poco.

Ante semejante perspectiva el trabajo de los nuevos aspirantes a políticos (No a politiqueros) es arduo y exigido. Quiera Dios que haya gente decidida a no claudicar en su intento por sacar adelante a nuestras ciudades y a nuestro país. Hasta entonces bien vale hacerse las preguntas: ¿Dónde están los jóvenes?, ¿Dónde está su fuerza de voluntad?, ¿Dónde están las nuevas ideas?, ¿Fuera posible que una vez más elijamos a los mismos de siempre y cometamos el mismo error asegurando así más latrocinio en el fisco y más hambre y falta de desarrollo económico en nuestro país?

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